Juan Martínez Moro: Crítica de la razón plástica. Reseñas

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JUAN MARTÍNEZ MORO: CRÍTICA DE LA RAZÓN PLÁSTICA en Arte y Parte
 
Crítica de la razón plástica: las reminiscencias kantianas del título nos enuncian claramente su filiación a una larga tradición de “críticas de la razón” que, principiadas en la Ilustración, tendrían su epílogo, en el declinar de la modernidad, en la crítica frankfurtiana -de Horkheimer o Adorno- de la propia razón ilustrada, focalizada en la denuncia de la perversión o desvío de su potencial emancipador originario hacia una instrumentalización utilitarista y pragmática. Inserto en este nudo de referencias, el libro de Juan Martínez Moro pretende una aproximación epistemológica a una forma de entendimiento racional que podríamos definir como propiamente artística, la razón plástica. Adjetivo, este de plástica, que introduce un factor de intuición, impredictibilidad, indeterminación e irracionalidad en la esfera de la razón, viniendo a equilibrar con ello toda propensión hacia determinismos puramente lógicos. Un “pensamiento plástico” que, en ese proceso de mitologización e instrumentalización de la razón denunciado por la crítica marxista, ha sido desterrado de su ámbito propio, el artístico –para reaparecer, paradójicamente, en el terreno de la especulación científica-, en favor de un racionalismo magro y raquítico desnudado de su encarnadura material y de su musculatura plástica. Con su crítica de la hipertrofia racionalista, el ensayo del profesor Martínez Moro, tiene la virtud de apuntar a algunas de las debilidades y vicios de la práctica artística actual, derivados precisamente de su déficit plástico y su inflación conceptual: el artista convertido en filósofo, etnógrafo o, la mayor de las veces, periodista cultural e intérprete de la actualidad, cuya actividad se reduciría a la denuncia y deconstrucción de los principios y mecanismos de control y dominación del sistema; el producto artístico como mera ilustración o traducción literal y tautológica de hipótesis teóricas predefinidas; y, en definitiva, la fundamentación cada vez mayor de lo artístico en “razones exógenas” –que irían de lo ideológico a lo puramente crematístico- en detrimento de su propia “verdad interna”.

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Rosa Gutiérrez Herranz